Desafíos y límites de las paritarias 2014.
El comienzo de año va a estar signado por el inicio
de las negociaciones paritarias, en un marco de crecimiento de los índices
inflacionarios y una pérdida importante del poder adquisitivo del salario.
Es importante destacar que la negociación colectiva,
es una institución jurídica que nació en el siglo XX al calor de la
construcción del Constitucionalismo Social. Según la OIT la negociación colectiva
es un “dialogo social eficaz”; siendo el objetivo principal de dicho dialogo
“promover el consenso y la participación democrática de los principales
interlocutores del mundo del trabajo”.
Es por ello que la negociación colectiva es una
herramienta formidable para que las tensiones que existen en el mundo del
trabajo, sobre todo las que refieren a la puja distributiva y negociación
salarial, tengan un marco en donde encuentren resolución. Es tal la importancia
que el Estado le da a la negociación colectiva que le otorga a dichos acuerdos
el valor de una ley.
Pero la negociación colectiva produce además efectos
sociales importantes, ya que al impactar en la distribución de la riqueza,
aporta decididamente en la construcción de una sociedad con justicia social.
Es de destacar que la negociación colectiva produce
un mayor efecto distributivo de la riqueza en la medida que una sociedad se
acerca al pleno empleo, que posee bajos índices de trabajo no registrado, y cuando
no existe una gran diferencia salarial entre los trabajadores que pertenecen a
sectores productivos competitivos, monopólicos o ligados al mercado externo,
con aquellos trabajadores pertenecientes a sectores menos competitivos del
sistema productivo.
Pero bien diferente es el efecto cuando una sociedad
posee una clase trabajadora fragmentada, en la que existen una alta tasa de
desocupación, una alta tasa de trabajo no registrado y además existen
importantes diferencias salariales entre los trabajadores ligados al sector
económico competitivo y el resto. Aquí el efecto distributivo de la riqueza que se
espera de la negociación colectiva es muchísimo menor; y también es menor la capacidad
que esta herramienta jurídica posee para disminuir las tensiones sociales y
lograr un “dialogo social eficaz”.
Está claro que nuestro país se asemeja al segundo
ejemplo, ya que posee entre otras cosas un 15% de desocupación (desocupados más
beneficiarios de planes sociales); un 32% de trabajo no registrado (según
Ministerio de Trabajo de la
Nación ) y donde los trabajadores que perciben buenos salarios
no superan el 40%.
Esto conlleva a pensar que los resultados de la
negociación colectiva que se avecina puedan ser dispares, permitiendo a algunos
trabajadores acuerdos salariales que alcancen la inflación, mientras que mas
del 50% de la fuerza de trabajo nacional van a tener una perdida enorme en su
poder adquisitivo, situación que se va a reflejar luego con mas dureza sobre
los trabajadores no registrados, que están por supuesto desprotegidos.
Donde la crisis va a impactar con dureza es en lo
jóvenes, que son los nuevos trabajadores que se incorporan año a año al mercado
de trabajo. Si en la actualidad el trabajo no registrado entre los jóvenes de 18 a 25 años alcanza el 45% es
de esperar que en el transcurso del año este porcentaje aumente, de allí el
lanzamiento del Plan Progresar para paliar tímidamente esta situación.
Es por esto que no solo es importante la negociación
sectorial que cada gremio realiza con la patronal que le corresponde; sino
también la negociación colectiva de carácter general, enarbolando demandas que
impliquen una mejora a la mayor cantidad de sectores de la clase trabajadora o
por lo menos del sector formal.
En este sentido es positiva la demanda de aumento
salarial que consiste en una suma fija que se incorpore en todos los CCT que
han realizado tanto desde la CGT
como la CTA opositoras.
A dicha reivindicación habría que agregarle un
aumento del Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) por dos razones: la primera es
que en la actualidad la suma del SMVM no cubre ni siquiera la canasta básica de
indigencia y se coloca lejos de la
definición del Art. 116 de la LCT
que establece que el SMVM debe ser tal que: “asegure alimentación adecuada, vivienda digna, educación,
vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y
previsión”. La segunda razón es que un aumento del SMVM impacta en
todos los Convenios Colectivos de Trabajo del país e incluso tiene efectos
sobre el salario del trabajo no registrado y precarizado.
Hay que lograr que la negociación colectiva en curso
beneficie al conjunto de la clase trabajadora y no solo la parte que posee una
fuerte capacidad negociadora, para que los efectos de la crisis no caigan de
manera más cruda sobre el sector más débil; y también como una forma de detener
la tendencia de fragmentación de la clase trabajadora que se verifica desde la
década del 90. De persistir una tendencia sectorial continuara la fragmentación
de la clase trabajadora, el “dialogo social eficaz” solo será parcial, y la
justicia social será una sueño cada vez mas lejano.
Por Juan Pablo Ruiz
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